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Los altos tienen más riesgo de cáncer, pero tu estatura no provocará la enfermedad

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Nuestro cuerpo está formado por un conjunto de más de 37,2 billones de células: una media de dos billones tejen la piel que protege el organismo del exterior, 711 millones de osteocitos —las principales células del tejido óseo— dan forma al esqueleto medio y alrededor de 360.000 millones componen el hígado de un ser humano promedio… Pero la estadística engaña, no hay un hígado, un esqueleto, un corazón ni un ser humano estándar. Unos cuerpos son más grandes que otros, por lo que tienen más células y, según un nuevo estudio, una desventaja: acarrean un mayor riesgo de cáncer.

El número de células influye directamente en la probabilidad de sufrir esta enfermedad, pero solo cuando contribuyen a la altura, no en los casos de obesidad. Es la conclusión que ha presentado el biólogo evolutivo de la Universidad de California en Riverside Leonard Nunney. «No podemos cambiar nuestra altura pero creo que sería prudente que las personas muy altas fueran conscientes del riesgo y aprovecharan todos los beneficios que pueden obtener de los controles médicos y de la prevención», opina el científico.

Para llegar a esta conclusión, el investigador calculó primero el aumento teórico del riesgo de cáncer en el caso de que la enfermedad estuviera relacionada con la altura.

El resultado era de un 10% más por cada 10 centímetros de altura, una fórmula que se obtiene con métodos estadísticos que tienen en cuenta que algunos órganos tienen más células que otros y que ciertos tejidos renuevan sus bloques constituyentes incesantemente, mientras otros apenas lo hacen.

Luego ha comparado el incremento teórico del riesgo con el que revelan cuatro grandes estudios de seguimiento a pacientes reales. La semejanza es notable: estos trabajos apuntan a un aumento de probabilidades del 13% en mujeres y alrededor de un 11% en hombres en comparación con aquellos cuya altura se encuentra dentro de la media (1,62 metros para ellas y 1,75 para ellos). Según sus cálculos, la teoría se cumple en la práctica.

Cuantas más células, mayor riesgo de que alguna se reproduzca anómalamente

El trabajo detalla cómo la relación se cumple en 18 de los 23 tipos de cáncer analizados (solo los de páncreas, esófago, estómago y boca se salvaron de la correlación). Además, el efecto de la altura es especialmente fuerte en los casos de melanoma, lo que sugiere que algún factor oculto eleva la tasa de división celular en la piel y, con ella, el riesgo de cáncer.

La causa de esta relación podría explicarse por el hecho de que una altura mayor implica tener un número más elevado de células, y esto redunda en que se produzcan más divisiones celulares a lo largo de la vida. Una cantidad mayor de divisiones celulares aumentaría el riesgo de que alguna de ellas escapara al control y comenzara a reproducirse anómalamente en forma de cáncer. Aunque «no podemos hacer gran cosa acerca del número de células que tenemos, quizá podamos centrarnos en las causas que hacen que aumente la tasa de división de cada célula», dice Nunney. El responsable del grupo de investigación en Cáncer de la Universidad de Sevilla, Miguel López Lázaro, quien no ha participado en el estudio pero que también ha estudiado esta cuestión, coincide en que el problema está en «el número de divisiones que han tenido que acumular las células de cada órgano».

López Lázaro aclara su postura con un ejemplo: «Tomar bebidas a unos 70 grados daña las células del esófago y el órgano tiene que reponerlas de manera más regular que en el caso de no tener este hábito. Como el esófago de una persona alta es más largo, tiene más células, pero si la persona alta tiene buenos hábitos podrá tener mucho menos riesgo de cáncer que una persona de menor estatura que acostumbre a tomar las bebidas muy calientes», explica.

Fumar sigue siendo más peligroso que ser alto

Ambos científicos coinciden en la importancia de la prevención y en el mínimo efecto que la altura puede llegar a tener en el riesgo de cáncer. Fumar unos pocos cigarrillos cada día multiplica por 10 la probabilidad de tener cáncer de pulmón, mientras que para que la altura haga que se duplique la probabilidad de sufrir algún cáncer habría que comparar a un hombre de 1,52 metros con uno de 2,20. Lo más importante, por tanto, es no fumar y seguir otros hábitos saludables.

Por otra parte, y según ha observado López en su propia investigación, hay algunos casos de cánceres infantiles y de pulmón que no presentan un daño genético patogénico. Eso significa que las mutaciones, que aumentan conforme lo hace el número de divisiones celulares, no son las únicas causas del cáncer. Para él, la división celular es la principal sospechosa de este hecho y, de confirmarse que es así, la puerta a nuevas estrategias de prevención —como no tomar bebidas muy calientes para evitar las mutaciones— se abriría de par en par.

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