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¿El sur de la Florida vota demócrata? A Díaz el apoyo a Trump le costó caro y fue ganancia para Taddeo

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Fabiola Santiago

Se afeitó la barba que tenía cuando asistió a la toma de posesión del presidente Donald Trump.

Borró de su cuenta de Twitter la fotografía, en que se le veía embelesado, con Trump en la fiesta de esa noche.

Gastó casi un millón de dólares más que su oponente y disfrutó de su poderoso estatus de legislador experimentado y del apoyo del establishment de Miami-Dade y el estado.

Sin embargo, el ex representante federal cubanoamericano José Félix Díaz –Pepi para sus amigos y para Trump, quien así lo llamaba durante la quinta temporada de la serie The Apprentice– no podía quitarse de encima la imagen de adorador de Trump.

A pesar de su rostro ahora afeitado, sonrisa amable y poderoso fondo de campaña republicano, Díaz no logró persuadir a suficientes electores de que, en su condición de influyente partidario de Trump en la Florida, un estado clave en las elecciones presidenciales, no era uno de los arquitectos republicanos de la vergüenza que es la presidencia de Trump.

Tampoco pudo sobreponerse a su propio historial en la Legislatura de la Florida.

A Díaz le gusta calificarse como “un verdadero conservador”, que lo es, con su generosa financiación de escuelas charter privadas a costa de la educación pública, y su negativa a ampliar los beneficios del Medicaid a personas que lo necesitan, y que cumplen los requisitos según las normas de pobreza, y a quienes se les niega rutinariamente la cobertura en la Florida.

Para la población hay poco más importante que la salud y la educación, y las posturas de Díaz y otros como él en la delegación legislativa de Miami-Dade son prueba de que Trump no es una anomalía, sino un producto del Partido Republicano que se inclina siempre por proveer beneficios a los ricos y desestima al resto de la población. Gracias a Trump, ya hay muchos electores que comienzan a darse cuenta de lo que sucede. Y en la efectiva maquinaria política de los republicanos en Miami-Dade, un condado de mayoría demócrata, se ha abierto una falla sísmica: el presidente.

¿Está por terminar la racha ganadora de los republicanos en Miami-Dade gracias al apoyo cubanoamericano a Trump?

Quizás es demasiado temprano para saberlo. Ya veremos en el 2018, pero después que Díaz perdió la postulación por el escaño del Distrito 40 de Miami-Dade al Senado, el Partido Republicano comienza a pagar las consecuencias de apoyar las posturas ofensivas y antiinmigrantes de Trump, y por permanecer casi siempre en silencio en momentos que el presidente aplasta todo lo que prometió destruir durante su campaña.

La única manera en que una comunidad se puede ganar el respeto es votando.

Annette Taddeo, una colomboamericana quien perdió varias postulaciones políticas, se ha convertido en la primera hispana demócrata en llegar al Senado de la Florida.

No puede haber una victoria más dulce que la de una mujer que persistió en medio de un ambiente de división, guerras culturales y fatiga de los electores. Tampoco puede haber una victoria más simbólica que la de un sector subrepresentado de la comunidad hispana que se alza y hace historia. Ni el hecho de que Taddeo ha ganado el escaño de un senador desacreditado quien profirió insultos raciales y contrató como analista a una “chica de calendario” de Hooters.

Pero, ¿qué pudiera haber sucedido en los nueve meses transcurridos desde que los demócratas no solamente perdieron la elección presidencial, sino también elecciones estatales y locales en la Florida?

En esos nueve meses Trump ha llevado al país al despeñadero de la discordia y las amenazas de guerra. En lo relacionado particularmente con los servicios médicos, el Partido Republicano que hizo de Trump su hombre emprendió un esfuerzo total por imponer una agenda que sirve a los ricos con rebajas de impuestos y deja a un lado a la clase trabajadora que los elegió.

No hay duda de que Taddeo tenía alguna ventaja.

Hillary Clinton derrotó a Trump en ese distrito 57 a 40 por ciento, y el Partido Demócrata lanzó, inteligentemente, una fuerte campaña de base a favor de Taddeo para que la gente saliera a votar, y hasta logró el apoyo del ex vicepresidente Joe Biden.

Como resultado, esta empresaria y ex presidenta del Partido Demócrata en Miami-Dade derrotó al presidente de la delegación legislativa de Miami-Dade.

A medida que llegaban los resultados de la elección, los comentaristas se sorprendian ante la ventaja de 3,700 votos y un margen de 51 a 47 de Taddeo.

El blog Florida Politics tuiteó esto, que atribuyó a un destacado recaudador de fondos demócrata en la Florida: “Donald Trump ha hecho lo imposible, que Anette Taddeo saliera elegida”.

Ahora necesitan aprender a deletrear su nombre. Todos tenemos que aprender: es Annette.

Despedido en The Apprentice por no manejar bien su equipo, Díaz tuiteó, junto con la infame foto de la ceremonia de toma de posesión ahora borrada: “Me acabo de tropezar con la primera persona en despedirme. El próximo presidente de Estados Unidos @realDonaldTrump #Apprentice #POTUS #ElPresidente”.

A los que conocían el sufrimiento que las políticas de Trump provocarían –víctimas como los dreamers y sus padres– no les hizo ninguna gracia el chiste. Para los cubanoamericanos, tanto demócratas como republicanos que rechazaron a Trump, es una vergüenza que sean los cubanoamericanos el mayor grupo que apoya a Trump entre los hispanos.

Díaz, abogado y graduado de la Universidad de Miami, elegido a la Cámara de Representantes en el 2010, debería saber que Trump es todo lo contrario a Miami. Dice mucho a su favor, sin embargo, que se despidió con clase.

“Estoy listo para ayudarla en su nueva misión”, dijo Díaz en un comunicado.

Imagínense lo que su adorado presidente Trump diría.

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