Estamos tarados. Pues, no, no… ¿De dónde se obtendría el dinero para inmiscuirse en la soberanía del Estado haitiano? ¿Cómo está la economía dominicana? Hay que pensar que es idea de un extraterrestre.
Que humanitario y simpático dar el dinero del erario, ese de los impuestos que el dominicano paga. ¿Por qué no dar el dinero de las horas extras, días feriados. Etc. Del peculado que doña Aura Celeste Fernández no aceptó cuando era miembro de la Junta Central Electoral. Es que el cargo nubla la razón y se ignora y se falta a la delicadeza hacer lo indebido, irrespeto a la soberanía de un estado.
El pueblo dominicano ha actuado con la ayuda necesaria al pueblo haitiano cuando la fuerza ciega de la naturaleza los ha azotado. Porque no pensar que el destino del pueblo dominicano depende de cómo el dominicano cumpla con los principios de amor de patria, fundamentado en la voluntad nacionalista Duartiana. Porque no exhortar a los dominicanos a ayudarse uno a otros, a realizar un sistema social útil, renunciar al peculado, corrupción e impunidad.
Ya lo vemos hay que saber elegir, nombrar para los cargos públicos a los que les duela la pobreza, inseguridad y salud de los hermanos de patria dominicana.
Estamos en lo increíble, cuidado con nuestra nacionalidad. Todos estos males son por estar de espalda al Decálogo Duartiano. Ya basta, basta. Urge darle vida al patricio Juan Pablo Duarte y la historia.
Hoy los dejo con esta interrogante. ¿Por qué el hombre no desvanece lo falso y práctica el verdadero conocimiento de su misión.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
