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Meditabundo: A mis 89 veranos conversar con mis discípulos

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Es deber social ser mejor en cada momento, búsqueda constante de los valores Duartianos. Tener suficiente fuego en el corazón para quemar todos los obstáculos de que en la base de toda rebeldía, subyace un problema afectivo.

Los difíciles son difíciles porque se sienten rechazados. Sé que difícil amar a los no amables, y que no se les ama frecuentemente porque no son amables, y cuando menos se les ama, menos amables son, y que si hay algo en el mundo que pueda sanar y elevar al díscolo es el amor. Solo el amor salva.

He querido entregar un código de vida. Salud Moral. Ahí está el buen ejemplo. Cuando el hombre a ser pacífico y humilde y se entrega a no juzgar a los demás, la paz estará en él. Lo que amamos se nos prende. No sé si el amado se nos prende, soy yo el que se prende a ellos. Talvez no hay diferencia entre ellos y yo.

Frente a Dios me siento mojado por una llovizna fresca sobre un atardecer de verano caribeño. No visto de tristeza ni mi alma se cubre de tiniebla, no entra en confusión y no cae en contradicción. Quiero irme sepultado y cubierto con la banda moral.

La vejez me encanta, navega en el mar de la tranquilidad, humilde y la serenidad es un atardecer encantador. No me desespero cuando hablo con Dios, quien tiene su manera y tiempo; el silencio es su comprensión.

Mantener la ley moral, nos salva. El amor al deber ve más allá de los ojos.

Trato siempre de encender las llamas del deber puro. El deber cumplido.

No se duerman; fíjense cuando salgo de casa estoy en el campo de batalla, la gran escuela de la vida. Es una cuerda floja entre la falsedad humana. Estamos en la ausencia del hábito de las buenas costumbres, ninguna sociedad puede salvarse cuando campea la falta de autoestima y el respeto mutuo. No olvido al filósofo Sofocles: “Las mentes de los hombres suelen cambiar en el odio y en la amistad”.

Sin lucha no hay fortaleza y la madurez es fuente de muchas vicisitudes. Que vuestra fraternidad esté por encima, primero que todas las consideraciones. Y cuando vean una persona cabizbaja, triste, denle un poco de cariño y la harán feliz.

Cuando vean que un hombre hace de la ciencia una soberbia, hagan como Dios que se le esconde.

Si se busca el liderazgo no olvidar que lo primordial, sumamente necesario es ser un hombre de Dios. Ahí hay normas fijas para conducirse con cierto orden. Capaces de formar una filosofía y una cultura de la entrega personal a los demás. Estar de frente a los fundamentos más valiosos del pasado. La vida de Juan Pablo Duarte.

La Phonesis o prudentia es una sabiduría práctica, limitada al campo de la conducta y la moral no corre tras los apellidos.

Platón decía como Cicerón, que la patria nos dio de cultivarnos y que por ende, tiene derecho a exigir para así la mayor parte de nuestros talentos, dejándonos únicamente lo que ella no necesita.

El primer instrumento intelectual es el alma, donde reside la razón que nos permite gobernar las pasiones y las conductas de los hombres.

Bien vivir es bien morir. Se vive bien cuando se vive para los demás. La suprema virtud y la suprema sabiduría consisten el obedecer a la naturaleza en sus palabras y en sus actos. La ciencia no es sino el esfuerzo de la razón para aprovechar las lecciones de la naturaleza que nos enseña imitarla.

Por hoy los abrazos recordándole: En los momentos difíciles de mi vida siempre contaba con el alma más poderosa; hablaba con Dios.

Viajamos a Italia para escuchar a Leonardo Da Vinci: “La dulce naturaleza hace que en todo lugar y momento de este mundo podamos encontrar algo que aprender”.

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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