Los pros y los contras de la soya para las pacientes con un cáncer de mama han sido objeto de debate durante años.
Ahora, una investigación sobre más de 6,200 supervivientes de cáncer de mama descubre que las que comieron más soya tenían un riesgo más bajo de mortalidad por todas las causas durante el periodo de seguimiento de casi 10 años.
«No encontramos ningún efecto perjudicial en cuanto a la mortalidad en las mujeres a las que se diagnosticó cáncer de mama y que consumían soya», dijo la líder del estudio, la Dra. Fang Fang Zhang, profesora asistente de epidemiología en la Facultad Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad de Tufts, en Boston.
«En general, consumir niveles más altos de soya se asoció con una reducción de un 21 por ciento en el riesgo de mortalidad comparado con las mujeres que consumían soya a un nivel más bajo», dijo.
Las preocupaciones con respecto al perfil de «riesgos/beneficios» de la soya han aumentado porque dicho alimento tiene componentes parecidos al estrógeno que se llaman isoflavonas. Eso es importante, según los expertos, porque en los llamados cánceres de mama con receptores hormonales positivos (el tipo de tumor más habitual), los niveles más altos de estrógeno pueden fomentar el crecimiento de las células cancerosas.
Pero el nuevo estudio debería zanjar la controversia de una vez por todas, dijo el Dr. Omer Kucuk, profesor de oncología médica y director del Centro de Medicina Integral del Instituto Oncológico Winship de la Universidad de Emory, en Atlanta.
Kucuk escribió un editorial que acompañó al estudio, que se publicó en línea el 6 de marzo en la revista Cancer.
Dijo que el gran tamaño de la población del estudio es un punto a su favor. Los nuevos hallazgos también se hacen eco de los resultados de un estudio anterior que encontró que una mayor ingesta de soya redujo las probabilidades de recurrencia del cáncer de mama.
«Cuando la recurrencia se reduce, se reduce la mortalidad», indicó Kucuk.
«Creo que podemos decir que las mujeres con cáncer de mama no deberían preocuparse por salir y comer edamame, sopa de miso, tofu y otros productos de soya, ni [de] beber leche de soya», comentó Kucuk.
Todas las participantes del nuevo estudio se habían inscrito en el Registro Familiar del Cáncer de Mama, que empezó en 1995. Al inicio del estudio, las mujeres tenían una edad promedio de 52 años.
Durante el estudio, un poco más de 1,200 participantes fallecieron. El equipo de Zhang hizo un seguimiento de los datos sobre las dietas de todas las mujeres, algunos de los cuales se obtuvieron incluso antes de que hubieran recibido el diagnóstico de cáncer de mama.
