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De mí bitácora: El viejo tonto que removió las montañas

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Cannes, Francia, son las 16:15 horas del 7 de agosto 1953. Don Félix Benítez me dice. Ven vamos a Villa Baggatelle allí tengo una biblioteca, podrás leer lo que desee. Al llegar una señora trae una canasta un una tijeras, la señora Lucienne va al jardín. Don Félix y el capitán Percival van a la terraza y se sirven café Paliza. Don Félix me dice entra por esa puerta, ahí está la biblioteca. Ansioso entré. ¡Oh Dios cuántos libros! Después de mirar cogí un libro que tenía conferencias de Mao Tse Tung y traduje del francés esta parte de una conferencia. Fabula antigua China llamada “El viejo tonto que removió las montañas”. Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el norte de China un anciano conocido como el viejo tonto de las montañas del norte. Su casa miraba al Sur y frente a ella, obstruyendo la pasada, se alzaban dos grandes montañas. Taüjang y Wangwa. El viejo tonto decidió llevar a sus dos hijos con azadores para remover las dos montañas. Otro anciano, conocido como el viejo sabio, los vio y dijo riéndose “¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que vosotros, tan poca gente, logréis remover montañas tan grandes”. El viejo tonto respondió. “Después que yo muera, seguirán mis hijos, cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas, esas montañas no crecerán y cada pedazo que les sacamos las hace más pequeñas. ¿Por qué nos vamos a poder removerlas? Después de refutar la idea errónea del viejo sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas a ambas montañas, una se llamaba imperialismo y la otra feudalismo.
 
Dominicanos tenemos dos montañas. La corrupción y la impunidad. Decidir eliminarlas, debiendo perseverar en esta decisión y actuar sin descanso, de seguro también Dios tendrá compasión y nos protegerá abrazando la justicia que viene de la naturaleza de su creación. Protectora de sus buenos hijos.
 
Nuestro invitado de hoy: San Agustín. “Mientras haya deseos de luchar, hay esperanza de vencer. Consérvense bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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