¿Conoces el yoga facial?

Ya hemos platicado de cómo el yoga puede convertirse en uno de nuestros mejores aliados si lo que buscamos es mejorar nuestra calidad de vida; esta disciplina nos ayuda a sentir calma y a encontrar el equilibrio interior. Por otro lado, es un hecho que el tiempo pasa, y de igual manera en que nos preocupamos y ocupamos de que nuestros músculos no se vuelvan flácidos, también debemos de trabajar aquellos pertenecientes a la cara, ya que estos sufren, de igual manera, las consecuencias del estrés, el cansancio, la deshidratación, el sedentarismo y el sol, los cuales, sin duda, promueven la aparición de arrugas, manchas y flacidez en nuestro rostro.
 
El yoga facial consiste en realizar algunos ejercicios con la cara, tales como gestos, muecas, sonrisas, así como aplicar distintos tipos de masajes en músculos específicos de ésta. El realizar periódicamente esta práctica te puede ayudar a mantener un rostro rejuvenecido sin necesidad de tener que recurrir al quirófano o a otros métodos invasivos.
 
Quizá te parezca extraño el que también necesites ejercitar los músculos de tu rostro, pero el hacerlo te brindará muchos beneficios, como son los siguientes:
Promoverás la eliminación de las impurezas que opacan la piel, con lo que lograrás que tu rostro luzca más luminoso.
 
Activarás la circulación sanguínea, lo que ayuda a oxigenar tu pie
Mejorará la densidad de la piel, lo que aporta volumen a tu rostro.
 
Reactivará tu mirada, combatiendo la flacidez de los párpados y reduciendo las ojeras.
Actuará sobre las líneas de expresión y las difuminará, retardando así la aparición de las tan temidas arrugas.
 
Liberará toda la tensión que se acumula en frente, ojos, mandíbula y cuello, evitando así posibles dolores en la articulación temporomandibular y en la cabeza, derivados de la presión y el estrés.
 
Ahora te recomendaré algunos ejercicios de yoga facial, los cuales debes realizar acompañados de una respiración lenta y profunda; eso permitirá tu relajación y la correcta oxigenación de tu piel.
 
Como lo harías para realizar cualquier entrenamiento, calienta un poco con algunos giros suaves de cabeza; voltea a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo, siempre respirando profunda y suavemente.
 
Con la boca cerrada, lleva tu lengua hacia atrás, dirige la mirada a tu nariz y respira lentamente por ella. Este ejercicio te ayudará a activar el rostro y el corazón.
 
Cierra los ojos y respira despacio; mientras tanto, recuerda algún momento feliz. De manera pausada, ve elevando las comisuras de los labios, de tal forma que, poco a poco, dibujes una sonrisa completa. No debes forzar el movimiento. Regresa lentamente a la posición inicial.
 
Mira hacia arriba, alza las cejas y déjalas así mientras cierras los ojos. Respira por la nariz al tiempo que estiras el área de los párpados; sostén el ejercicio durante ocho respiraciones; posteriormente, abre los ojos y baja las cejas al mismo tiempo.
 
Infla la boca con aire —tus cachetes deben quedar llenos—. Ahora, ve pasando el aire de un lado de la boca al otro; ayúdate con los dedos, haciendo un poco de presión en un lado, lentamente, hasta pasar completamente el aire hacia el otro lado.
 
Masajea la parte interna de tu boca con la lengua, especialmente las líneas de la sonrisa; con movimientos en zigzag, recórrela a lo largo e imagina que borras las líneas de expresión. Hazlo por diez segundos, descansa cinco segundos y pasa al otro lado.
 
Junta tus labios y llévalos hacia fuera; estira el cuello y dobla ligeramente la cabeza hacia atrás, sostén por unos segundos y regresa a la posición inicial.
 
Pasa tus dedos a través de tu cabello y jálalo hacia arriba, tirando ligeramente; repite esto por toda la cabeza, sosteniendo el tirón por unos segundos; después relaja.
 
Con las yemas de tus dedos da ligeros golpecitos bajo los ojos, como si tocaras el teclado de un piano. Posteriormente, realiza el mismo movimiento en los pómulos, de adentro hacia fuera, llegando hasta la sien. Este masaje activará la circulación de tu rostro.
 
Lo recomendable es realizar cinco repeticiones de cada ejercicio, mínimo tres veces por semana. Después de cada rutina, descansa de diez a quince segundos con el rostro relajado.
 
El yoga facial te aportará más expresividad, lucirás más jovial, lo que te dará como resultado una mayor confianza en ti misma y, por supuesto, te sentirás con más seguridad. Es un remedio 100% natural para luchar con el paso de la edad, solo requieres de constancia para gozar de sus beneficios.

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