Los investigadores turcos trabajaban el domingo para identificar a los autores y a las víctimas de las explosiones que mataron al menos a 95 personas en la capital, Ankara, mientras la población lloraba por el peor atentado de este tipo en el país.
Dos supuestos suicidas se inmolaron en una manifestación de activistas prokurdos y sindicalistas cerca de la principal estación de tren de la capital tres semanas antes de las elecciones, lo que alimentó el malestar de un país acosado por el conflicto entre las fuerzas estatales y los militantes kurdos en el sureste.
«De luto por la paz», decía la portada del periódico laico Cumhuriyet el domingo, cuando comenzaron tres días de duelo nacional. Otros periódicos expresaron su indignación pública por el ataque.
«La escoria atacó en Ankara», dijo el periódico Haberturk. «El objetivo es dividir a la nación», dijo la publicación progubernamental Star.
Uno de los atacantes fue identificado como un varón de entre 25 y 30 años, después de analizar los cadáveres en el lugar y la toma de huellas dactilares, dijo el medio progubernamental Yeni Safak.
No hubo reivindicación de las bombas, que llegaron en momento en el que han ido en aumento las amenazas externas para el país miembro de la OTAN a raíz de un aumento de los enfrentamientos en la frontera con Siria y la entrada de aviones de guerra rusos en su espacio aéreo en la última semana.
El primer ministro Ahmet Davutoglu, evidenciando peligros políticos internos, dijo que el Estado Islámico, los militantes kurdos o la extrema izquierda podrían haber llevado a cabo el atentado.
Su gabinete identificó a 52 de las víctimas durante la noche y dijo que las autopsias continuaban. También informó de que había 246 heridos, 48 de ellos en cuidados intensivos.
