Llegó la magia del fútbol
El torneo Mundial de 1958 comenzó sin su padre fundador: Jules Rimet, quién había fallecido el 16 de octubre de 1956 en París a la edad de 83 años.
Mucho se le debe a este francés amante del balompié. Historiadores del más popular de los deportes coinciden en señalar que es muy posible que el fútbol no hubiese llegado a este presente sin el esfuerzo de Rimet.
Si en algo se caracterizó la Copa del Mundo de Suecia fue en la aparición de excelentes jugadores. Tal el caso de Garrincha, el portero ruso Lev Yashin, el inglés Bobby Charlton, los franceses Just Fontaine y Kopa, los suecos Svensson y Simonsson y por supuesto, el que más brilló y quién se convertiría en una leyenda del fútbol el brasileño, Edson Arantes Do Nascimento, Pelé.
Grandes ausentes Asimismo muchas sorpresas se dieron antes de que comenzara el certamen. De hecho, en Europa, los seleccionados de Bélgica, Holanda, Suiza, España y la propia Italia, fueron eliminadas en la ronda clasificatoria. Por otra parte, y también causando sorpresa, Paraguay eliminó a Uruguay, provocando el primer gran malestar de su historia a los aficionados charrúas.
Los 16 participantes fueron entonces: Austria, Irlanda del Norte, Checoslovaquia, Escocia, Inglaterra, Francia, Unión Soviética, Alemania Occidental, Gales, Hungría, Yugoslavia y el anfitrión, Suecia. Por América Latina concurrieron Brasil, Argentina, después de una prolongada ausencia mundialista, Paraguay y México. Los suecos organizaron un Mundial que fue elogiado por propios y extraños.
Se esforzaron hasta en el más mínimo detalle, en especial al saber que por primera vez el campeonato sería televisado. Suecia no defraudó en absoluto a las expectativas vertidas en ella por la FIFA, y a pesar del mal clima imperante, el éxito de los organizadores fue rotundo.
Suecia estuvo a la altura
Suecia a la vanguardia Futbolísticamente los locales fueron apoyados siempre, como era de esperarse. Y el seleccionado escandinavo respondió con creces. Primero superando el Grupo Tres al vencer 3-0 a México, 2-1 a Hungría, los últimos subcampeones mundiales, y empatar 0-0 con Gales.
Por su parte el Brasil de Gilmar, Djalma Santos y Bellini en la defensa, Nelson Santos, Zito y Orlando en el medio campo y Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagallo en el ataque, todos dirigidos por el gordo Feola, había superado 3-0 a Austria, 2-0 a la Unión Soviética y empatado 0-0 contra Inglaterra.
Una de las grande desilusiones de Suecia ´58 fue el seleccionado argentino. Con un fútbol individualista basado en estrategias irrelevantes, lento y desatento a las concentraciones (típico de la época) perdió categóricamente por 3-1 contra Alemania Occidental y 6-1 frente a Checoslovaquia, lo que originó una gran polémica en el país rioplatense.
El único resultado a favor fue un 3-1 contra Irlanda del Norte. Constelación de estrellas Pero este era el Mundial de Brasil, por su fútbol alegre y distinto, casi a ritmo de samba, Con jugadores de gran nivel técnico en todas sus líneas, con la personalidad de Zito en el medio campo y la distribución de juego de Didí, la habilidad endemoniada de Garrincha, para muchos brasileños cariocas fue igual o superior a Pelé, y por supuesto con la presencia de ese jovencito de apenas 17 años enloqueciendo rivales y convirtiendo goles de gran factura.
Sin embargo, Francia también mostró lo suyo con una trilogía de lujo en el ataque: Fontaine, Kopa y Piantoni. Just Fontaine continúa siendo desde Suecia, el goleador máximo de los mundiales con 13 tantos convertidos.
Una constelación de estrellas
Y ni hablar de un rubio regordote, hábil, preciso en los pases de larga distancia que años después la Reina de Inglaterra lo nombraría Sir Robert Charlton, aunque el mundo del fútbol lo llamaría Bobby. En síntesis, un certamen de estrellas que brillaron por cuenta propia aunque una brilló más que todas.
Después de despachar a Francia por 5-2 en semifinales, Brasil llegó a su segunda final. Por su parte Suecia hacía lo mismo ganándole a Alemania Occidental en vibrante cotejo 3-1. A ritmo de samba Y si bien los suecos pusieron todo de sí y nunca bajaron los brazos, Pelé y su gente le enseñaron al mundo que se podía ganar y divertirse al mismo tiempo aún cuando se jugaba un mundial.
El resultado final fue de 5-2 y el árbitro del partido, el francés Guigue se convirtió en un espectador más. Pelé marcó dos goles, Vavá otros dos y Zagallo uno. Para los suecos marcaron Liedholm y Simonsson.
Lo que no había podido realizar en su propia tierra, Brasil lo consiguió lejos de casa convirtiéndose hasta la fecha, en el único seleccionado que ganó un Campeonato Mundial en territorio intercontinental. A partir de ahí la historia futbolera de Brasil cambiaría para siempre. Francia, en honor a Jules Rimet consiguió un honroso tercer puesto al vencer por 6-3 a los alemanes. El telón caía sobre Suecia pero el balón seguía rodando saludablemente. El sueño de Jules Rimet era ya una exitosa e imparable realidad.
