En tan solo minutos, el presidente Danilo Medina dijo mucho de lo que esperaba de él el pueblo dominicano desde hacía meses, o, desde que fuera conocida la Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, aunque siento debió haber dicho algo más ante el escenario bendito.
La espera fue larga y amarga para quienes ya no soportaban más los pronunciamientos insolentes y cargados de irrespeto hacia la República Dominicana, no sólo provenientes de las ONG´s establecidas en el país, sino de las autoridades haitianas, representantes de organismos internacionales y gobernantes del Caribe Menor y de otras naciones.
Y llegó el momento; el ansiado; el esperado. El escenario no pudo ser mejor para el pronunciamiento de defensa a la soberanía de la patria de Duarte. El presidente Medina sabía que no podía dejar pasar ese instante mágico, servido por las circunstancias para elevar su voz a lo más alto; y allí, en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe –CELAC-, realizada en La Habana, Cuba, enaltecer el suelo natal con las palabras necesarias; las valientes; las que significan el sentir nacional.
Fue ante los 33 representantes de gobiernos de naciones de América Latina y El Caribe, donde se oyó decir que: “ni a chiquito ni a grandes les permito pisotear la República Dominicana, que la República Dominicana se respeta”. Este discurso histórico le ha valido al mandatario aumentar sus simpatías que lo elevan a niveles inalcanzables de popularidad y lo consagra como el presidente patriota del siglo XXI.
Sin embargo, aunque el presidente Medina dijo mucho en tan pocas palabras ante la CELAC, creo que debió pedirle al primer ministro Gonsalves, de las Granadinas y San Vicente, “que le permitiera enviarle unos 100 mil del casi millón de haitianos que viven ilegalmente en la República Dominicana”. Ese momento hubiese sido una escena espectacular de una película de terror, por la cara y el gesto que hubiese puesto; la hipocresía quedaría develada ante los pueblos de las Américas.
El pedimento hubiese servido para desenmascarar la cruel y malsana intención con la que él, todo el CARICOM y las autoridades haitianas, han pretendido confundir al mundo, con sus epítetos de racistas y xenófobos al gobierno y al pueblo dominicano.
Días después, en nuestro suelo, se producía la segunda versión del diálogo entre las comisiones representativas de los gobiernos de la República Dominicana y Haití, en Jimaní, en el sur profundo y olvidado. Dominicanos y haitianos firmaron acuerdos de diversas índoles, básicamente, comercio, medioambiente, combate al narcotráfico y al crimen organizado; en fin, otros tantos que con el tiempo se conocerán sus contenidos.
Dos de esos acuerdos conocidos me han llamado la atención por las implicaciones que pudieran traer al pasar con el tiempo, pues ambos tratan de confundir, en un pequeño detalle, a quienes verdaderamente nos hemos considerado Quisqueyanos.
El pueblo dominicano debe mantenerse en alerta permanente ante el hecho de que un grupo de empresarios de ambos países, que también se dieron cita en el encuentro de diálogo de las comisiones gubernamentales en Jimaní, tengan la intención de utilizar el nombre de Quisqueya para denominar un encuentro futuro.
En este segundo encuentro del diálogo se acordó institucionalizar la Cumbre Empresarial Quisqueya, y se informó que la misma se convertirá en una plataforma permanente en el desarrollo y promoción de las relaciones empresariales y comerciales de la República Dominicana y de Haití.
Otro aspecto que surgió de ese diálogo y, al que los dominicanos también debemos poner atención, es sobre la conformación del Consejo Económico Binacional Quisqueya, una organización formada por representantes de ambos países que colaborará con los dos gobiernos en la elaboración de políticas públicas sobre comercio y competitividad.
No entiendo por qué los comisionados dominicanos permitieron relacionar el nombre de Quisqueya con asuntos que envuelven a Haití. Los quisqueyanos somos los dominicanos y para los dominicanos, no se explica que nuestra identidad quisqueyana se mezcle y se confunda con intereses de otra nación. Qué será luego de las inconfundibles estrofas de nuestro Canto Patrio cuando nos llama a alzar nuestra voz en pos de la libertad.
Otro aspecto del que se debe estar atento en lo adelante es sobre el hecho de que los representantes haitianos dejaron sobre la mesa del diálogo asuntos sobre migración, hasta tanto el presidente Danilo Medina no presente formalmente ante la Asamblea Nacional, el próximo 27 de este mes, el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en la República Dominicana. Entiendo que tanto los vecinos como el pueblo dominicano prestarán toda la debida atención a ese punto del tradicional discurso, en que el mandatario de turno presenta al país la rendición de cuentas del gobierno, en fechas similares a la fundación de la patria.
