Quedando evidente que en estos últimos años Ferrari no está pasando por uno de sus mejores momentos en la Fórmula Uno, últimamente los responsables de la escudería deben afrontar que todas sus decisiones y elecciones sean cuestionadas. Claro que algunas lo son más que otras… Porque precisamente, uno de los aspectos que más se están poniendo en tela de juicio es el papel que desempeña dentro del equipo Felipe Massa.
La verdad es que el brasileño no ha puesto mucho de su parte para que mejorasen los resultados de Ferrari y su aportación, lejos de ayudar, en ocasiones incluso ha entorpecido la labor del equipo. En la escudería han optado por mantenerle en su asiento y, la verdad, muchos nos preguntamos por qué; sobre todo viendo que Massa no encaja en ninguno de los dos perfiles que le vienen bien a Ferrari: ni en el de líder, ni en el de escudero. Ante semejante panorama, no es de extrañar que Bernie Ecclestone también haya querido sumarse a la opinión de que el brasileño queda un poco por debajo de las expectativas que impone el cavallino rampante. Sobre quién podría ocupar el asiento en su lugar, el patrón de la Fórmula Uno no tiene dudas: Kubica hubiese sido el sustituto perfecto, de no ser por las lesiones sufridas en el accidente de rally que tuvo en febrero del año pasado.
Para ellos (por Ferrari) es una cuestión de alternativas: ¿quién, de los que tienen disponibles, es mejor que Massa?
Estoy muy seguro de que Robert Kubica estaría sentado en el Ferrari ahora si hace un año no hubiese tenido ese terrible accidente.
Las informaciones que apuntaban que Kubica había estado el pasado jueves probando un Skoda Fabia en Liguria (Italia) han generado cierto optimismo sobre su recuperación, pero lo cierto es que el piloto polaco no es una opción, al menos en el corto plazo. Por eso, y viendo que sería complicado encontrar un sustituto para Massa, el propio Ecclestone recomienda a Ferrari un cambio de estrategia.
Los problemas de Ferrari no tienen nada que ver con el liderazgo. Los problemas están en la parte técnica. Por eso, en vez de despedir a alguien, deben contratar a alguien: a Adrian Newey.
