Playa Vista, California.- Para la alta gerencia de Los Angeles Clippers, la urgente y agresiva movida de adquirir mediante un cambio al armador Chris Paul respondía a una necesidad básica de cambiar la cultura perdedora, que por tantos años ha definido al equipo.
Y a juzgar por las palabras de Paul, parece ser que él es sin duda el hombre correcto para provocar ese cambio.
«En todo lo que hago me gusta competir. Ya sea jugando cartas o en una competencia de tiros después de las prácticas. Así soy. Siempre compito y siempre quiero ganar. De eso se trata mi llegada aquí. Necesito ganar un campeonato», estableció Paul este jueves en la conferencia de prensa en la que fue presentado como nuevo jugador de los Clippers tras completarse el miércoles un cambio con los New Orleans Hornets en el cual Los Ángeles cedió por él al valioso defensa Eric Gordon, al centro Chris Kaman, al delantero Al-Farouq Aminu y una selección de primera ronda del Sorteo de Novatos del 2012.
Haberle expresado ese mismo sentir a la gerencia de los Clippers, según se informó el jueves, fue el detalle determinante que movió a Neil Olshey a reintentar el miércoles en la noche la alternativa de completar un cambio por Paul.
«En las negociaciones uno a veces necesita alejarse un poco del proceso y eso sucedió. Pero a la larga no podíamos negarnos a seguir evaluando la oportunidad porque no se puede ganar campeonatos sin estrellas. Y Paul ciertamente nos pone en ese camino», indicó Olshey.
«[Traer a Paul] es una movida que nos lleva a lograr algo que llevamos un tiempo planeando. Y es cambiar la cultura ganadora. En esa sola movida creo que completamos eso. Y ello manteniendo un equipo con un sistema de sustentabilidad.
Y grande que lo logramos con un jugador que quería estar aquí y que podía si quería escoger jugar su contrato de este año y elegir libremente el año que viene a donde ir. Eso envía un mensaje alto y claro. La percepción que ha habido en este equipo ya no es la realidad».
Olshey admitió que en un pasado, los Clippers era un equipo que entraban a las arenas creyéndose incapaces de ganar cada juego al que salía a competir.
Pero con la base de jugadores como Blake Griffin y DeAndre Jordan que desde el año pasado comenzó a ganar adeptos en toda la liga como el equipo más excitante de la liga, las cosas al parecer han cambiado.
