Bruselas.- En un panorama marcado por el escepticismo, los 27 países de la Unión Europea (UE) comenzarán hoy una cumbre destinada a garantizar el futuro del bloque y la existencia de la moneda única.
Si bien todos los asistentes están de acuerdo en la urgencia de poner un freno a la crisis causada por el endeudamiento y los desequilibrios fiscales, hay muchas divergencias en cuanto al método para lograrlo.
De un lado está el proyecto franco alemán de modificar los tratados de la UE e imponer medidas de rigor presupuestario, aplicar sanciones a los incumplidores, cambiar las constituciones nacionales e impedir al Banco Central Europeo (BCE) la emisión de bonos para financiar las deudas.
Esto implicaría dejar fuera a quienes no puedan garantizar su adhesión bajo tales condiciones, o crear una especie de norte y sur europeo, con un núcleo duro encargado de tomar las decisiones y repartir castigos, y un grupo de países periféricos.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, propone una vía alternativa, la cual consiste en aplicar una armonización presupuestaria con la aprobación unánime de todos los miembros, sin necesidad de modificar las cartas magnas.
Aboga, además, por un papel más activo del BCE para financiar a los países al borde de la quiebra, lo cual incluye la emisión de los eurobonos que causan el rechazo de Berlín.
El Reino Unido, que no utiliza el euro pero tiene un peso real en la UE por el volumen de su economía, ya advirtió su oposición a firmar cualquier tipo de compromiso del cual pudiese emanar un riesgo para sus intereses.
Para el economista francés Remy Herrera, las alternativas son, sin embargo, mucho más amplias de las que se pondrán sobre la mesa en la cumbre de Bruselas.
En declaraciones a Prensa Latina dijo que la situación actual es producto de una decisión equivocada, como lo fue imponer una unión económica y monetaria sin tomar en cuenta las grandes diferencias entre los países implicados.
«Llegamos a un punto en el cual tenemos que tomar medidas importantes: o seguir este camino forzado y neoliberal o crear una nueva integración, más participativa, democrática y popular», agregó.
Poco antes del encuentro, fuentes cercanas a la canciller federal alemana, Ángela Merkel, expresaron su pesimismo en torno al resultado de la cita.
La cumbre del Consejo Europeo estará precedida por una reunión en Marsella entre Merkel, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el futuro jefe del gobierno español, Mariano Rajoy.
En un difícil panorama, ensombrecido por las presiones de Estados Unidos, no sería sorpresivo que las conversaciones en Bruselas se extendiesen a todo el fin de semana o, como ocurrió con las anteriores cumbres, finalicen sin ningún resultado concreto.