Medicamentos y tecnología evitan 80% extirpar próstata

El tratamiento con medicamentos de última generación de la hiperplasia benigna de próstata y sus complicaciones, derivadas de la enfermedad, ha reducido en alrededor del 80 % la posibilidad de someterse a una cirugía para extirpar la glándula.
 
En ese sentido, hoy en día cerca de un 95% de los pacientes con hiperplasia benigna son tratados con medicamentos, obviándose el riesgo de practicar una operación.
 
Los buenos resultados verificados acontecen, según el urólogo Bolívar Rodríguez, porque en realidad no se trata el ensanchamiento de la glándula, sino la sintomatología, como dificultad para orinar o cuando el enfermo excreta varias veces en la noche.
 
Pero la mayor ventaja y la parte más satisfactoria para los hombres es la notable mejora en su calidad de vida y el bienestar que da no tener que llegar al quirófano, comentó el especialista.
 
Lo que todo hombre debe tener claro es que su glándula prostática tarde o temprano va a empezar a fallar, por lo que se recomienda que a partir de los 40 años inicie un chequeo rutinario a través del tacto rectal.
 
El crecimiento de la próstata suele venir acompañado de síntomas obstructivos como: micción vacilante o intermitente, disminución de fuerza y adelgazamiento del calibre del chorro urinario.
 
También pueden presentarse síntomas irritativos como disuria (dolor, molestia o sensación urgente que se presenta al orinar), frecuencia urinaria, nicturia (aumento de la frecuencia urinaria nocturna), y urgencia por ir al baño.
 
Además de estos síntomas, pueden aparecer otros casi imperceptibles, como un simple ardorcito en la uretra, a la cual el paciente no le presta atención y que al final puede resultar una afección delicada; por eso la importancia de detectarla antes de presentar sintomatología, lo que se logra con el chequeo una vez al año, después de los 40.
 
Alerta: azúcar alta
 
Un descuido en estas observaciones llevó al señor Rafael Abreu a vivir una experiencia muy desagradable y traumática, tanto para él como para su familia. Su primer chequeo de próstata se lo realizó a los 55 años, a partir de cuya fecha no volvió al urólogo hasta que un cáncer ya le había dañado el órgano.
 
Su afección prostática comenzó de manera indirecta y le fue detectada por su condición de diabético durante más de 30 años. En uno de sus acostumbrados chequeos, el endocrino descubrió que los índices de azúcar en la sangre estaban muy altos y le aplicó medicamentos más severos para regularla; pero, en tres meses no bajó, lo que empezó a preocuparlo.
 
Pese a tratar la diabetes con las medicinas más efectivas, el azúcar no era controlada, algo que lo intranquilizó, porque subió de 290 a 400, lo que obligó a que fuera sometido a un análisis de laboratorio más profundo y completo, entre los cuales estaba detectar los niveles del Antígeno Prostático Especifico (PSA, por sus siglas en inglés).
 
El señor Abreu había pasado más de 12 años sin hacerse una prueba rectal de la próstata y la diabetes fue la campanita que llamó la atención. Narró que cuando llegó el análisis de PSA se determinó que estaba sobre 11, o sea muy alto, cuando lo regular es menos 4, lo que llamó la atención y se determinó que esa era la causa de la alta concentración de azúcar en la sangre.
 
Esto significa que cuando el PSA está muy alto existe un problema prostático y se dispara el azúcar: “Ese es un llamado de atención para los que padecen diabetes, saber que cuando la próstata se inflama se dispara el azúcar en la sangre. Esa es la llamada de alerta que quiero compartir con otros hombres, para que eviten sufrir un episodio indeseable como éste”, citó Abreu.
 
Inmediatamente, el médico lo refirió a un urólogo, pero lamentablemente eligió uno que no estaba actualizado en lo relativo a información prostática, porque era de la escuela de los que piensan que cuando el PSA está por encima de 8, nivel detectado en Abreu, no hay presencia de cáncer y así lo determinó.
 
“Me dijo que no me preocupara, que no había posibilidades de cáncer en mi próstata porque el PSA estuviera entre 8 y 11 y siguió suministrándome medicina curativa”.
 
Con el tratamiento combinado del urólogo y el endocrino bajó la diabetes; pero en menos de cinco meses volvió a subir el azúcar de manera alarmante, ubicándose su estado glicémico por encima de los 300.
 
Rememora Rafael Abreu que volvieron a indicarle los análisis de PSA, los cuales resultaron estar por encima de 18, que a la semana subió a 21. Pero, aun cuando el urólogo mantenía la posición de que se olvidara del cáncer, el endocrino seguía preocupado y por esa razón procedieron a hacer el primer análisis de biopsia del tejido prostático, que dio negativo. O sea, no hubo presencia de cáncer y con un tratamiento fuerte se bajó un poco la infección.
 
Tras dispararse otra vez la azúcar a los 3 ó 4 meses el urólogo decidió realizar otra toma de tejido en un laboratorio especializado, donde se detectó la presencia de células cancerígenas.
 
A partir de estos resultados se practicó una prueba rectal y fue cuando se determinó que la próstata estaba muy alterada: había un desbordamiento del grosor normal, lo que llevó a una segunda biopsia, que fue precipitada por ese último tacto. A partir de ahí se detectó el cáncer y la inmediata intervención quirúrgica para eliminarla.
 
El señor Abreu se practicó su primera prueba de tacto rectal a los 54 años y lo descuidó hasta que descubrió el cáncer. Hubo una dejadez de uno 10 a 12 años, algo que ahora, tras su recuperación postquirúrgica, considera un error, porque desde los 40 años el hombre debe someterse a las pruebas de PSA y anal.
 
Igualmente, afirma que la prueba rectal no es nada traumatizante: “ es algo sencillo, hasta imperceptible, puesto que con las técnicas modernas no es doloroso y no afecta la dignidad. Lo que pueda pasar es solo emocional; pero, debe hacerse para preservar la salud masculina”, apunta Abreu, quien cada tres meses debe realizarse una prueba de PSA para verificar que todo sigue normal.
 
Nuestro entrevistado sugiere a todos los hombres romper los miedos, puesto que la salud es más importante que cualquier necesidad fisiológica. Agradeció al periodista José Rafael Sosa, quien durante tres meses lo acompañó, dándole ánimos.
 
Habla el especialista
 
El urólogo Bolívar Rodríguez describe la hiperplasia como un tumor benigno entre las láminas prostáticas, que puede asociarse con la menopausia del hombre y que afecta a todos los mayores de 40 años. Dentro de ese crecimiento también puede aparecer el cáncer.
 
Estas manifestaciones clínicas son comunes y existen casos donde se ha determinado crecimiento benigno de la glándula prostática en hombres que no han cumplido los 40 años.
 
Explica el doctor Rodríguez que la obstrucción en la vía orinaría baja obedece a que el conducto pasa por dentro de la próstata, que lo aprieta y entonces el chorro sale más débil, por cuya razón la vejiga se vacía con dificultad.
 
Debido a esa afección, aumenta la frecuencia y a veces el paciente tiene indecisión para empezar a orinar. En otras ocasiones lo hace de manera intermitente, lo que se conoce como vacilación.
 
Para el tratamiento de los síntomas hay medicamentos que reducen el volumen prostático y otros que relajan el cuello de la vejiga y la uretra para aumentar el flujo urinario, a estos se le llaman los vetas bloqueadores, cuyo uso mejora la sintomatología y optimiza la calidad de vida, sin tener que llegar a operarse.
 
Gracias a estos productos farmacéuticos cada día se operan menos tumores benignos. Además de los medicamentos, existen el láser, frío y quimioterapia, la evaporización, la RTU y la inyección de alcohol, que se utiliza para engrosar la próstata.
 
“Hay muchas tecnologías para tratar la sintomatología del tumor benigno, por lo que cada día se usan menos los tratamientos agresivos”, indicó Rodríguez, quien añadió que gracias a esos adelantos más del 80% de los pacientes están usando medicamentos y obviando la cirugía.
 
Reveló que el cáncer de próstata en la población dominicana es muy elevado y que el tumor benigno es propio del envejecimiento; pero, que gracias a que el hombre se ha educado y se chequea a tiempo, cada día el cáncer se descubre más temprano.
 
También se han mejorado las técnicas para evitar complicaciones, con lo que se evita el avance de la patología. Según su criterio, la presencia de un tumor pequeño que puede provocar una difusión eréctil, hoy en día se corrige y casi todos los pacientes mantienen su virilidad.
 
En el país se están aprovechando los avances y se hacen cirugías, biopsias y diagnósticos dirigidos. Igualmente, tamisage, tomografía y mamografía con equipos muy sofisticados.
 
En la hiperplasia benigna influye básicamente la alimentación, pero sobre todo lo que más afecta es la contaminación ambiental. Explica el especialista que la dieta con grasa animal y la contaminación por plomo emitida por los inversores y las fábricas de baterías, son los elementos que más contribuyen al daño de la próstata.
 
Concluyó que el plomo y la grasa animal hacen que las células prostáticas se decodifiquen, se alteren y produzcan cáncer. Sostuvo que por los factores que inciden todos los hombres van a tener problemas de próstata.

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