El elevado número de casos de cólera en el país deja al descubierto no sólo los desaciertos de las autoridades competentes para prevenir la enfermedad, sino también el hecho de una gran parte de la ciudadanía no ha creado la conciencia necesaria para contrarrestar la epidemia que ha cobrado la vida a 46 personas en República Dominicana.
Evidencia de ello es en la tarde de ayer, el ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, reveló que durante esta semana han ocurrido tres nuevos decesos, mientras que siete de las defunciones corresponden a periodos anteriores, pero que fueron confirmadas durante el proceso de auditoría de todas las vinculadas a diarreas.
Según informe de las autoridades sanitarias, en el país, hasta la semana pasada, los informes epidemiológicos oficiales tenían registrados 244,430 casos de diarreas en todo el territorio nacional. Desde que la enfermedad penetró a la República Dominicana procedente de Haití, en noviembre del año pasado, los casos de cólera ascienden a 1,546.
Si bien es cierto que en el país, al principio la enfermedad del cólera, estuvo controlada y que ahora ha empezado a dar dolores de cabeza, no menos cierto es que en Haití ésta ha hecho estragos y cobrado miles de vidas y de esa nación solo nos separa una vulnerable frontera, que no ha cuenta con la regulación necesaria para evitar la propagación de la epidemia.
El cólera es un mal que se puede contrastar pero, si descuida su peligrosidad y se ignoran las medidas de prevención, puede causar catástrofes y provocar miles de muertes. Cómo población se debe ser precavido y acatar los masajes de las autoridades y de entidades autorizadas antes que sea demasiado tarde.
Ante la situación, los epidemiólogos recomiendan que todas las verduras sin cocinar beben ser evitadas.
Y prestar especial atención a la ingesta de alimentos y agua cuando se viaja a lugares donde el cólera representa un riesgo importante.
Los especialistas en la materia señalan que hay tres aspectos esenciales que conviene tener en cuenta, como el desecho higiénico de las heces humanas, el suministro de agua potable y la higiene de los alimentos. En este último aspecto conviene cocinar bien los alimentos y evitar en lo posible la ingesta de estos crudos, como las frutas y los vegetales.
La higiene también contempla un cuidado especial con las superficies susceptibles de estar contaminadas y en las que se manipule los alimentos. Igualmente, la higiene personal –sobre todo el hecho de lavarse las manos– es otro de los aspectos fundamentales a fin de enfrentar la proliferación de la enfermedad.
El cólera puede ser controlado solo con la purificación del suministro del agua y el correcto desecho de las ese fecales humana. En caso de que haya una ligera duda de contaminación del agua, debe ser hervida antes de sus propósitos de beberla y usarla para cocinar.
La enfermedad del cólera también puede ser tratada con antibióticos, como las tetraciclinas, la ampicilina o el cloramfenicol. La mayoría de los pacientes tratados se recuperan al cabo de unos tres a seis días.
El pronóstico, en consecuencia, es favorable. Sin embargo, en los casos en los que no se reciba el tratamiento adecuado, las complicaciones pueden ser graves. De hecho, sin este tratamiento, el curso natural de la enfermedad puede suponer un 50% en las tasas de mortalidad, mientras que siendo tratada, el porcentaje se mueve alrededor de un 1%.
Se recuerda que el Ministerio de Salud Pública informó que esta enfermedad hará residencia en la República Dominicana, al menos, por ocho años. Es por ello que la ciudadanía debe hacer conciencia para evitar convertirse en víctima del cólera. La prevención está a su alcance: comience lavándose las manos.
