Usted tiene más posibilidades de sobrevivir si su corazón deja de latir en un gimnasio que si lo hace mientras está en otros lugares públicos cerrados, según un nuevo estudio.
En general, el 50 por ciento de las víctimas de paro cardiaco sobrevivía si el ataque se producía en un lugar público en el que se hacía algún tipo de ejercicio, mientras que sólo sobrevivió el 36 por ciento de los que sufrieron un paro cardiaco cuando estaban en otros lugares públicos cerrados. Entre las instalaciones para ejercicio físico se incluyeron lugares pensados tradicionalmente para hacer ejercicio, tales como gimnasios y clubes de gimnasia, así como espacios alternativos de ejercicio, como pistas de bolos y estudios de danza.
"La posibilidad de sobrevivir a un paro cardiaco repentino si la reanimación se realiza a tiempo puede ser realmente alta en las instalaciones para ejercicio", apuntó el investigador principal, el Dr. Richard L. Page, electrofisiólogo cardiaco y presidente del Departamento de Medicina de la Universidad de Wisconsin. "Lo que se relaciona con el hecho de que las personas sean más saludables, sientan que tienen una forma física lo suficiente buena para hacer ejercicio y tengan una probabilidad más alta de RCP (reanimación cardiopulmonar)".
"No deberíamos instalar solamente desfibriladores automáticos externos] en los clubes de ejercicio", dijo Page. "Debemos tomar en cuenta las instalaciones para ejercicio menos tradicionales para que los pacientes en riesgo se puedan beneficiar de una reanimación oportuna".
Aunque a menudo se confunde con un ataque al corazón, el paro cardiaco repentino es en realidad un fenómeno diferente.
Los ataques al corazón son como un "problema de plomería", señaló Page. Una obstrucción en los vasos del corazón que interrumpe el flujo de sangre que causa la muerte de una parte del músculo cardiaco. En algunos casos, también puede ocurrir un paro cardiaco.
El paro cardiaco repentino, explicó Page, se debe a una interrupción en el sistema eléctrico del corazón. "Usted pierde el conocimiento en cuestión de segundos y morirá en 10 minutos si no recibe RCP y desfibrilación", señaló. "La probabilidad de supervivencia es de sólo dos por cierto si no recibe atención inmediata".
El objetivo de la desfibrilación es restaurar el corazón para que vuelva a un ritmo normal.
En su investigación, Page y sus colegas estudiaron los paros cardiacos que tuvieron lugar en el área de Seattle, en lugares públicos cerrados, entre 1996 y 2008. Encontraron 960 casos, 150 de los cuales ocurrieron en las instalaciones para ejercicio.
En las instalaciones, el 90 por ciento de las víctimas eran hombres, el 77 por ciento recibió RCP, el 16 por ciento fue tratado con un desfibrilador automático y el 50 por ciento sobrevivió.