En Libia: exclusión aérea sería intervención

Desde hace algo más de un mes los libios desarrollan una guerra civil, en la cual una parte del Este se mantiene en rebeldía contra el gobierno del coronel Muammar Gadhafi. Las tropas leales al gobierno de Trípoli tratan de sofocar la revuelta, pero el trabajo le ha resultado un tanto difícil.

El pueblo libio debe decidir su destino, pues a raíz de la rebelión las potencias occidentales con Estados Unidos y Francia al frente han querido establecer medidas contra esta nación. Han dispuesto sanciones relacionadas con el comercio internacional de Libia, además de congelar cuentas bancarias, que deben suponerse bien logradas, ya que de no soportar un arqueo, evidenciarían que esos países se prestan a manejos incorrectos con el único fin de favorecerse de las cuentas bancarias provenientes de regímenes rapaces.

Ante el hecho cierto de que el gobernante libio no representa la totalidad de los intereses de los países que ejercen la hegemonía mundial , es decir, que no garantiza que el petróleo libio pueda ser manejado conforme a los antojos de los dominadores, esas naciones han optado por recurrir a acciones alejadas de las normas del Derecho Internacional Publico, como es el establecimiento de una Zona de Exclusión Aérea , lo cual seria la repetición de lo acontecido en Irak, cuando se dispuso que las naves áreas del gobierno de Sadam Hussein no podía sobrevolar ciertas zonas del territorio que sólo los iraquíes podían proteger.

Los libios de uno u otro bando han dicho que nada de intervención terrestre, los sublevados hablan de la posibilidad de intervención aérea o de la creación de la denominada zona de exclusión, lo cual los evidencia como gentes que considera que para lograr sus fines anti-gubernamentales precisan de un refuerzo internacional, es decir, que aparentan no querer refuerzo terrestre, pero lo aceptarían en el aire para supuestamente evitar los ataques de las fuerzas armadas leales al régimen.

Las normas que rigen las relaciones internacionales y muy específicamente, las que siguieron al pacto de San Francisco del 1945, no dejan lugar a dudas sobre las facultades de la ONU para actuar en caso de conflictos. El articulo 38 de la Carta de la ONU dispone que, en caso de que este en peligro la paz y la seguridad internacional, el Consejo de Seguridad podrá autorizar el uso de la fuerza, lo cual no es el caso, pues se trata de una lucha intestina, misma que no representa peligro para la paz y la seguridad internacional, el peligro talvez resulte cierto para los petroleros y otros mercenarios de la escena mundial.

No obstante, el afán por dominar territorios, los propios gobernantes norteamericanos están conscientes de las dificultades que cualquier acción militar puede acarrear, saben que el gobernante libio cuenta con apoyo suficiente como para resistir la agresión que pueda producirse, pero además y muy importante, el hombre tiene la decisión de no huir ante el llamado de la historia y al parecer prefiere morir en su país en condiciones dignas, antes que pasar por las humillaciones de Sadam, Noriega u otros.

Las declaraciones del Presidente Obama en el sentido de que pondrán en práctica todas las acciones, en tanto no descartan ninguna, pero que sabe que Gadhafi puede recomponerse en el poder, es una alusión clara de que ellos saben que este gobernante está recuperando el control de su territorio, a lo cual se suma el hecho cierto de que los sublevados no son del todo confiable para los intereses de los hegemonistas.

Confiamos en que los considerados amos del mundo usen lo poco que pueda quedarle de prudencia y entiendan que el establecimiento de una Zona de Exclusión Aérea se constituirá en una intervención, agresión inconcebible, además de ser una aventura que en lugar de garantizar la paz mundial la pondrá en peligro, pues los libios y los demás pueblos de la región sabrán responder con gallardía; no sólo porque los estarían humillando en su dignidad nacional sino porque, además, sus riquezas petroleras y otras correrían el riesgo de ser devoradas por los invasores, tal y como conocen todos los pueblos invadidos.

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