La actividad tuitera estuvo entretenida durante la tarde del miércoles. Manu Ginóbili se ofreció a contar una de esas historias que envejecen para bien, como un buen Merlot del Valle de Uco o la Patagonia.
«Quieren saber qué pasó con el contrato allá por Julio 2013? No? No importa, paso a contarlo igual. Al menos la historia oficial ->», escribió el jugador argentino de San Antonio Spurs.
El vino y el aperitivo estaban servidos, ahora sólo faltaba un poco sustancia para el paladar de sus más de dos millones de seguidores en Twitter.
Manu pasó a ser agente libre en julio de este año, justo después de caer en las Finales de la NBA frente a Miami Heat. La franquicia estaba por la labor de seguir contando con uno de sus buques insignia; él también.
La cosa se preveía sencilla: simplemente había que enviar el contrato, firmarlo y listo. Manu se encontraba disfrutando de unas merecidas vacaciones en su natal Bahía Blanca después de jugar 81 partidos en la NBA la campaña pasada (60 de temporada regular y 21 de playoffs) y de conseguir unos números de 11.8 puntos, 4.6 asistencias y 3.4 rebotes por partido en regular y 11.5 puntos, 5.0 asistencias y 3.7 rebotes por juego en postemporada.
Pero la franquicia no se fió del correo ordinario, tampoco de un mensajero privado, incluso receló de Internet y optó por no enviarle el contrato por medio de un correo electrónico. La opción que prefirieron fue la de montar a un pasante (‘intern’) en un avión rumbo a Argentina con un contrato para el jugador de dos años por alrededor de siete millones de dólares por temporada, una computadora portátil y un celular.
Después de que el jugador certificara su firma, el pasante decidió pasar un día de más en Buenos Aires antes de regresar a San Antonio con el fin de pasear. En lugar de dejar la mochila en el hotel, decidió salir con ella.
«Pensó (mal) que llevándola con él, la mochila iba a estar más segura que en el hotel y se fue a caminar por ahí ->», aseguró Manu en la red social. «No sabemos dónde fue, pero parece que en una plaza lo cagó un pájaro y cuando se fue a limpiar a la fuente más cercana (sí, así lo contó!)->», señaló.
Más claro agua. Después del percance con el ovíparo, el pasante perdió de vista la mochila y el contrato voló.
«Algún astuto punga le birló la mochila con laptop, pasaporte, celu y, obviamente, contrato adentro. #telahicieronbien», prosiguió el jugador argentino.
Tras el desafortunado incidente, se pusieron en contacto con una gabinete de crisis deportivas que solucionó la situación ‘ipso facto’. Un asistente voló de nuevo a Argentina, Manu firmó el contrato por segunda vez y éste regresó sin problemas.
El contrato original pasó a unas manchadas manos sin que se sepa absolutamente nada de su paradero.
«Todos esperábamos que el contrato de Manu apareciera en eBay. Todavía no sucedió», confesó al New York Times Sean Marks, el director de operaciones de básquetbol de los Spurs.
En fin, cosas que pasan.
