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Meditabundo: legisladores inmorales, repudiables

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Nada de sorpresa por la legislación de la ley que dicen es para regular los salarios del sector público. Es pura manifestación habitual de la naturaleza personal irracional, desconsiderada, corrupta, avara insaciable, indigna, solitaria, ilegal, de los curules de politicastros miembros principales de los partidos políticos donde se hacen millonarios a su gusto y al final del tránsito terrenal son los ricos deshonestos del cementerio.
 
Nuestra óptica de serviola ciudadana visualiza esta legislación como un aumento de salario selectivo. Improcedente, aberrante, deshonesto, irritante, antisocial, ilegal.
 
Los poderes de un estado con un déficit fiscal multimillonario deben sujetarse a una férrea austeridad.  Pero, cuando sus incumbentes no tienen buenos hábitos, no se conocen a sí mismos, yerran como salvajes creando males sociales. Deben educarse y cuestionarse.
 
Las violaciones a la Constitución llaman poderosamente a reflexionar. En los curules no legislan para los intereses de bienestar del país. Ya basta, permitimos a diario ir de mal a peor, ellos se enriquecen del erario y todo continúa normal.
 
¿Cuánto se gastó del presupuesto de la Cámara de Diputados durante el mes de mayo y para qué?
 
Es increíble la tolerancia del dominicano, esta perjudica, aumenta la corrupción y pobreza. Las malas leyes, que no deben obedecerse, me recuerdan al filosofo Antístenes que le dijo al juez durante el juicio contra Sócrates. “El pueblo que no distingue los hombres buenos de los malos está perdido”. Y la declaración del doctor Milton Ray Guevara, presidente del Tribunal Constitucional: “lo importante es vivir la Constitución, y para vivir la Constitución hay que respetarla, hay que conocerla y hay que amarla”. Abel Martínez y sus “voten honorables” le muestran la lengua burlona al estilo marroquí, mofa con desprecio, a la institucionalidad del presidente del Tribunal Constitucional ¡Son diputados dominicanos y por seis años. Cuídate presupuesto!
Yo tengo un sueño en un partido Duartiano en el poder político, aplicando el conjunto de principios sostenidos por nuestro padre de la patria Juan Pablo Duarte en torno a una filosofía política. Solo comenzar aplicando el Decálogo Duartiano.
 
No pierdo la fe, el pueblo despertará y producirá el cambio, salir de los que van al poder para servirse. Hemos perdido combates, pero, no la guerra contra la corrupción administrativa del Estado. Solo la vigencia de la moral Duartiana salva este país.
 
La mala situación de la familia dominicana necesita hombres ejerciendo sanas condiciones de las fuerzas interiores y las altas facultades, no ignoran el valor de la persona humana y buscan el rostro de Dios como lo hizo Juan Pablo Duarte.
 
Un diputado enojado con su alegato vergonzoso le contestó a un periodista: “A ellos no le luce porque tienen su barrilazo”.
 
Refiriéndose a los senadores que suprimieron la acostumbrada catarata de peculado. Un ciudadano que paga impuestos pregunta: ¿Qué decidieron los senadores con su amado barrilito y otras autoasignaciones  de dinero, todas violatorias a la Constitución? Nos preguntamos: ¿Estamos en presencia de una moral hipócrita? Lo indica el alegato que tienen sus mismas inclinaciones de legislar para sus bolsillos.
 
El varón pobre que se dedica a la política y se enriquece con el peculado es como el agua salada, cuanto más se bebe, más sed da. Y cuando están en el poder y se trata de papeletas, todos cantan al mismo compás el merengue.
 
Hoy les tengo dos invitados: Juan Pablo Duarte. “La ley, salvo las restricciones del derecho, debe ser considerada y protectora de la vida, la libertad, honor y propiedades del individuo”.
 
Maquiavelo: “En un gobierno bien constituido las leyes se ordenan según el bien del pueblo y no según las ambiciones de unos pocos”.
 
El autor es  vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

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