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¿Cuántas comidas debo hacer al día para…?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Nos encontramos ante una de las teorías de nutrición que más han ido cambiando con el tiempo: ¿Cuántas comidas debemos hacer al día si queremos perder peso? ¿Tres? ¿Cinco? ¿Una?
 
En estos casos, lo más adecuado es aplicar el sentido común, investigar qué nos puede convenir más en nuestro caso y probar.
 
En este artículo te damos a conocer las diferentes perspectivas y sus riesgos y beneficios para que decidas por ti mismo y puedas perder peso de manera saludable.
 
Lo importante a la hora de establecer las comidas diarias es encontrar el número exacto que nos permita sentirnos bien, no pasar hambre, ganar en salud y vitalidad y, cómo no, perder peso.
 
Y estos objetivos debemos lograrlos teniendo en cuenta otros factores fundamentales, como son la edad, nuestra constitución y rutina y ritmo de vida.
 
Es asombroso hasta qué punto puede influir en la pérdida de peso el número de comidas que hagamos, ya que aunque, en definitiva, sea la misma cantidad que antes al final del día, nuestro cuerpo reaccionará de manera diferente.
 
Cinco comidas al día
En los últimos años se ha recomendado hacer cinco comidas al día: desayuno, algo a media mañana, comida, merienda y cena. Esta rutina nos ayudaría a perder peso, ya que no tendríamos tanta hambre en la comida siguiente.
 
No obstante, si pasamos de tres a cinco comidas al día y no adaptamos las cantidades o no elegimos alimentos saludables, lo único que conseguiremos será sobrecargar el sistema digestivo y engordar.
 
Las cinco comidas al día son muy recomendables para personas muy activas o con el metabolismo rápido, que tienen hambre a menudo y queman mucha energía. También son imprescindibles para los niños, que siguen un modelo similar.
 
En este caso intentaremos que los tentempiés a media mañana y media tarde sean frutos secos, fruta, bocadillos de buena calidad, etc.
 
Tres comidas al día
En el caso contrario, quienes llevan rutinas tranquilas, trabajan en casa o duermen bastantes horas, no necesitarían más de tres comidas al día, pero estas deberán ser completas y equilibradas.
 
De este modo, nos aseguramos de que la digestión de la comida haya terminado cuando vamos a empezar la siguiente, lo cual es muy importante para una buena alimentación.
 
Las comidas deben contener vegetales crudos y cocinados, grasas saludables, proteína e hidratos de carbono ricos en fibra. A media mañana y a media tarde podemos tomarnos una infusión.
 
Dos comidas al día
Oír dos comidas al día nos asusta, nos da hambre y nos agobia. No obstante, es una teoría nutricional muy fundamentada y quienes la siguen afirman que sus beneficios valen la pena.
 
Esta rutina consiste en realizar dos comidas muy completas en un periodo de ocho horas cada día, y respetar un ayuno las 16 horas restantes del día.
 
Podemos elegir entre desayunar y comer, o comer y cenar, pero siempre debemos evitar ingerir alimentos poco antes de irnos a dormir.
 
Una solución muy práctica consiste en hacer un buen almuerzo a media mañana y una merienda cena por la tarde.
 
Esta rutina de alimentación no está recomendada para niños, adolescentes, embarazadas ni para personas que tomen medicación o tengan cualquier trastorno de salud.
 
El resto, pueden probarla o hacerla de vez en cuando para dar un descanso al cuerpo sin pasar hambre.
 
Consejos para todas las opciones
Hay algunos consejos que nos serán útiles en todos los casos para perder peso, independientemente de cuántas comidas hagamos al día:
 
Beber agua en ayunas y un rato antes de cada comida.
 
Olvidarnos de contar calorías y de los productos light, y elegir alimentos ecológicos, naturales, sin procesar y frescos.
 
Eliminar o reducir el azúcar, las harinas refinadas y las grasas procesadas.
 
Elegir superalimentos como el aceite de coco y el de oliva virgen extra, las semillas, el cacao, la espirulina, el polen, la maca, el cáñamo, etc.
 
Evitar el alcohol, los zumos y las bebidas con gas. Alteran los niveles de azúcar en el organismo y repercuten en una acumulación de grasa.
 
Masticar bien, comer despacio y disfrutar de cada comida.
 
No obsesionarnos con la comida. Podemos probar durante una semana la rutina que hayamos elegido y cambiarla si no nos sentimos a gusto con ella.

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