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Alimentos se venden entre heces fecales en la Duarte con París

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La insalubridad y el caos caracterizado por conductores desaprensivos, ropas usadas y alimentos exhibidos entre heces fecales, carteristas y un bullicio incesante, es el ambiente que prevalece en la «Duarte con París» todas las horas del día.
 
La esquina formada por estas dos importantes vías, es una de las distribuidoras del tránsito más importante del Distrito Nacional, debido a que en este punto confluye una gran cantidad de vehículos procedentes de distintos puntos del Gran Santo Domingo.
 
También, constituye uno de los puntos comerciales más importante de capital. En el lugar se mueven diariamente miles de personas que acuden, unos a trabajar y otros a realizar compras en algunas de las tiendas y centros comerciales que operan en la zona.
 
La presencia de carteristas y la ocupación de las calzadas por vendedores informales son actividades propias del lugar, escenario que propicia una verdadera anarquía que dificulta el libre tránsito de vehículos y de peatones.
 
Las aceras y contenes están colmados de desperdicios y en varias esquinas, primordialmente, en la calle Abreu, también se observan aguas negras putrefactas, humedad que se extiende a todo lo largo de la circulada vía.
 
Las columnas que sostienen los pasos a desnivel, construidos para agilizar el tránsito en esa zona, son usadas para amontonar basura y otros desperdicios, mientras las aceras están obstruidas por tarantines y carpas descompuestas usadas como negocios. En tanto que los espacios debajo del elevado de la calle París, son utilizados como parqueos de los carros públicos que cubren las rutas de transporte de pasajeros.
 
Las aceras no alcanzan para el extenso volumen de mercancías que se exhiben, circunstancias que ha obligados a que los comerciantes ocupen, además, parte de las calles, dificultando la movilidad de los vehículos y las personas.
 
Ese contexto contribuye a problemas adicionales como el taponamiento de las vías, así como ruidos ensordecedores en todo el perímetro.
 
Aunque fueron mucho los ensayos y planes anunciado por el exalcalde Roberto Salcedo encaminado a reorganizar el área, no pudo con esta tarea y en la actualidad el drama que se vive es una catástrofe urbana que imposibilita la permanencia en el lugar.
 
Frutos y vegetales son vendidos en el piso desde la calle Jacinto de la Concha, hasta llegar a la Juana Saltitopa. Mientras que en la Duarte el caos es total: no hay espacio y solo se logra el avance de los peatones a empujones o chocando uno y otros.
 
El boulevard está ocupado en su totalidad, tanto por detallistas haitianos, como dominicanos. Los mercaderes de ropas y zapatos usados, con grandes mostradores irrumpen por todas partes, en tanto que los peatones deben tirarse al medio de la calle para avanzar.
 
Las ofertas de los productos se hace a todo pulmón con megáfonos, lo que junto al toque de bocinas, los improperios de cobradores y el tropel de los caminantes que intentan cruzar a la vez que los autos, en las dos direcciones, convierte en un desbarajuste la intersección de la principal arteria comercial del país.
 
A esto se suma la insalubridad existente. Cocinas estacionarias están ubicadas encima de cloacas que expanden un hedor permanente. En medio de este cuadro son vendidos productos alimenticios, arriesgándose los consumidores a ingerirlos contaminados por insectos que se reproducen en la inmundicia y luego caminan entre las mercaderías.
 
A lo anterior, se agrega el desconcierto que generan las diferentes rutas de carros y guaguas del transporte público de pasajeros que circulan por el escaso espacio que dejan los buhoneros.
 
Alberto Concepción, vendedor de frutas, mostró una cañería rota de donde emana materia fecal, que en ocasiones lo ha obligado a irse del sitio. Han llevado las quejas a las autoridades competentes, pero han hecho caso omiso.
 
Este miércoles el alcalde de la capital David Collado acordó con el presidente Danilo Medina implementar un plan de rescate de los mercados y la desarrabalización la avenida Duarte con calle París.
 
Ojalá que esa iniciativa no perezca y quede en el saco del olvido, pues durante décadas la Alcaldía capitalina no ha sido capaz de resolver este problema, convertido en un avergonzarse y denigrante espectáculo de la Primada de América ante el mundo.

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