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Adolescentes desamparados por justicia dominicana

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Varios meses atrás, la noticia de que 10 adolescentes entre 14 y 17 años  fueron secuestradas, aisladas y  explotadas sexualmente en un bar de Barahona, propiedad de Amado Cuevas (Mikin), un precandidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM) a la Alcaldía del distrito municipal de la Ciénaga,  sacudió al país,  y demostró los fuertes tentáculos que tiene el crimen organizado en la República Dominicana.
 
Las menores, quienes fueron reclutadas de los barrios más pobres de la capital como Guaricanos, Los Guandules,  Gualey, entre otros, eran obligadas a vender alcohol, drogarse  y gratificar sexualmente a los clientes que visitaban el Bar de Mikin, que era administrado por Johanny Hernández Paredes (Yohanna), quien se encargaba de vigilar y coaccionar a las muchachas.
 
Los acusados cobraban entre RD$300  y RD$1,500 para que los clientes pudieran sostener relaciones sexuales con las adolescentes, mientras estas trabajaban todos los días de 7:00 de la noche hasta las 2:30 de la madrugada, recibiendo como pago semanal mil pesos.
 
Lo más lamentable de todo esto es que el  juez que conoció  el caso les varió la medida preventiva a los  inculpados  por libertad, pese a la cantidad de evidencias irrefutables que había sobre el hecho.
 
Además, se supo que varios jueces, anteriormente se inhibieron por ser allegados a Amado Cuevas.
 
Esta situación pone entredicho la pureza de la justicia dominicana y llama a reflexionar sobre qué  protección reciben los  y las adolescentes víctimas de abusos y explotación sexual por parte de adultos que buscan ganar dinero con la inocencia de los jóvenes.
 
Estadísticas
De acuerdo a la diputada electa por el PRM y extrabajadora sexual,  Jacqueline Montero, en el país existen  600 mil jóvenes en condición de vulnerabilidad solo por ser pobre, mujer y menor de edad, factores que la convierte en posible víctima de trata de personas.
 
En ese sentido, Montero explicó que la falta de oportunidades de educación y de acceso a empleo que empuja a las mujeres y a los jóvenes de ambos sexos a buscar el sustento en el trabajo sexual, convirtiéndolos en personas asequibles a la violencia, los crímenes de odio y la violación de derechos humanos, puntualizó.
 
A todo esto se agrega el riesgo de que  algunas de estas niñas puedan quedar embarazadas de sus clientes, y luego sufrir un aborto que ponga en peligro sus vidas o en el último de los casos convertirse en madres solteras en tales condiciones.
 
En el informe anual  presentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), titulado “Una oportunidad justa para cada niño en República Dominicana”, Una de cada 5 adolescentes entre 15 y 19 ha estado o está embarazada, en tanto que  el 2.1% (20,588) de las niñas de 10 a 14 años ya ha tenido un hijo, por lo que se considera que el embarazo en las niñas menores de 15 años es producto de abuso sexual o incesto.
 
El estudio destaca también que las adolescentes embarazadas tienen mayor probabilidad de morir a causa del embarazo, el parto o el postparto. Los bebés de las adolescentes tienen más riesgos de morir y presentar bajo peso al nacer o ser prematuros.
 
Asimismo, indica que en República Dominicana, más de 305,000 (11.7%) niñas están casadas o unidas de manera estable antes de cumplir 15 años. Más de 790,000 (37.1%) se unieron o casaron antes de cumplir los 18 años de edad.
 
“El embarazo en las adolescentes es una condición que limita su desarrollo y su posterior inserción económica, generando mayor pobreza”, precisa Unicef.
 
Los niños, niñas y adolescentes dominicanos además de ser mártires de un sistema social, desigual, discriminatorio y desconsiderado, también son objeto de en un sistema injusto, donde la seguridad, tranquilidad y sus derechos son violados a cada momento, sin que los responsables de causar tan cruel crimen paguen por sus actos y en cambio pueden pasearse libremente  por las calles del país, mientras sus delitos son borrados a través del soborno de  un  juez que juró  aplicar todo el peso de la ley.
 
Al parecer, a la República Dominicana se le ha olvidado que  los jóvenes son el futuro de un país y si ese futuro está ultrajado, ofendido, mancillado y desprotegido no habrá nada bueno que esperar, lamentablemente.

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