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Turistas del deseo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Tradicionalmente, los viajeros han elegido para sus períodos de esparcimiento destinos reconocibles por sus cualidades históricas, culturales, patrimoniales, ambientales. Se han preferido por su exotismo, su confort, su equilibrio, o por sus posibilidades para la aventura, la diversión, la paz interior…, y con ellos parecía que se satisfacían las intenciones de los vacacionistas.
 
Sin embargo, la fértil y variable industria del turismo ha demostrado en los últimos años que nunca es demasiado cuando de necesidades y placeres emocionales se trata.
 
Dos relativamente nuevas maneras de proyectar y desarrollar el viaje acaparan los titulares con cierta frecuencia: el turismo de preferencia sexual (también llamado turismo LGBT) y el turismo de deseo. Ninguna de estas opciones debe confundirse con viajes en busca de destinos de prostitución o turismo sexual.
 
Aunque muchos todavía no las aceptan del todo y manifiestan posiciones claramente moralistas, lo cierto es que estas modalidades de viaje se hacen más populares con el paso de los días. Tal vez, este gran auge se deba a las múltiples posibilidades de realización que ambas modalidades promueven. Esta multiplicidad se hace evidente desde los espacios mismos en los que se fomenta, pues se practican tanto en una gran ciudad, como a la orilla del mar, en un club nocturno, o en una habitación de hotel.
 
También hay que señalarles la diversidad en cuanto a género, raza, edad de quienes los profieren, así como sus capacidades para llevarse a cabo en muchos lugares del mundo. Las empresas que promueven el turismo LGBT, por ejemplo, no necesitan una oferta específica para quienes se decidan por él.
 
Es suficiente con que ofrezcan a sus clientes un ambiente agradable, en el que la tranquilidad sea lo que prime, aunque algunos expertos afirman que el turismo gay ha sido más exitoso en las grandes ciudades, donde existen actitudes liberales de cara a los estilos alternativos de vida.
 
Aunque cualquier variedad de turismo se ajusta a las exigencias del turismo LGBT, se ha visto una gran demanda de cruceros internacionales. En ellos los pasajeros suelen visitar cuatro o cinco destinos en poco tiempo y formar parte de la vida nocturna de esos lugares.
 
En muchas ciudades se observan locales exclusivos, o con mayoría de clientes de esa comunidad, como restaurantes, discotecas o los llamados bares gays. Si bien, como su nombre lo indica, este turismo está enfocado en la comunidad LGBT, es practicado también por personas heterosexuales, así como por grupos de familiares y amigos. La compañía R Family Vacations es una de las más solicitadas.
 
Las ofertas de hoteles y resorts son cada vez más refinadas, acorde a un mercado con altos niveles de consumo. Los Desire Resorts en la Riviera Maya mexicana, por ejemplo, se comercializan solo para parejas mayores de 21 años, con habitaciones lujosas y servicios de altísimo estándar.
 
“Abre tu mente, déjate seducir y siente” es la invitación de estos complejos turísticos, donde la ropa es opcional. Por su parte, se inclinan por el turismo de deseo muchos solteros, que buscan parejas o quieren experimentar con su sexualidad.
 
Esta modalidad suele ofrecer una estadía de lujo en un ambiente totalmente desprejuiciado. Hoteles apartados, playas nudistas, lujosas y caras instalaciones que ofrecen relax y diversión, es lo que por lo general acompaña a un destino con éxito en este mercado.

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