Ha llegado ese momento en el que se debería tratar el tema del sexo con los más jóvenes de la casa.
No obstante, ¿por qué retrasamos tanto ese instante con nuestros hijos, tanto adolescentes como niños, hasta que queda en el olvido?
Sí, estamos hablando de niños pues internet ha favorecido que las generaciones tengan acceso desde edades muy precoces a contenidos de todo tipo.
Informaciones que los padres deberían controlar pero que, a veces, es imposible. Por eso, habla de sexo con tus hijos antes de que internet lo haga por ti.
El sexo nos rodea
En la publicidad, en la televisión
En casi todas partes el sexo está presente para vender o para llamar nuestra atención y cautivarnos.
Son pocos los progenitores que, a lo largo de los tiempos, se han atrevido a tener una charla sexual con sus hijos. Al parecer, prefieren evitar ese mal trago y dejar que experimenten solos.
No obstante, internet se ha ganado un papel principal donde el contenido inapropiado está a la orden del día.
Si ya la televisión y la publicidad nos coacciona, ¿qué podrá hacer un medio tan accesible y dotado de información diversa?
Foros de discusión, opiniones de todo tipo, páginas de contenido explícito
Sin duda, estar frente al ordenador puede suponer toda una tentación para alguien que desea adquirir detalles sobre determinados temas.
Lo peor de todo esto es que los jóvenes consideran cierto todo lo que leen, cuando, en realidad, muchas cosas son mentiras, farsas o, simplemente, experiencias que no se pueden generalizar.
Los niños no tendrían por qué acceder a este medio para que alguien les resuelva sus dudas sobre sexo. Quién mejor que los padres para hacerlo.
Pero
¿Están preparados?
El sexo que pueden encontrar tus hijos en internet es demasiado fantasioso y poco real. No olvidemos que las películas pornográficas, por ejemplo, son ficción.
Los más jóvenes del hogar no diferencian muy bien aquello que es real de lo que no lo es. De ahí que muchas películas donde la violencia predomina deriven en comportamiento agresivos por parte de los hijos.
Aún son pequeños y necesitan aprender de la vida, pero si no tienen determinada orientación al respecto, tendrán que hacerlo a base de prueba y error.
Los padres, a veces, prefieren no decir nada, y esperar que todo siga el curso natural de las cosas. Sin embargo, ¿por qué unos temas sí los explicamos y otros no?
Para esto hay una palabra: tabú.
Aún consideramos todo lo relacionado con el sexo como un tabú. Algo que hay que esconder, de lo que no se tiene que hablar con naturalidad.
Quizás sí entre amigos, pero ¿con los hijos? ¡Ni hablar!
Ellos no nacen aprendidos. Necesitan una orientación, ponerle nombre a las cosas y reconocer que lo que pueden leer o ver no tiene por qué ser así en la vida real.
Inocencia interrumpida
Con el eco de las redes sociales de fondo, la inocencia se ha visto interrumpida a temprana edad. Por eso, los padres tienes que adelantarse también a ese momento de la charla sobre sexo.
No solamente para advertirles de lo mencionado anteriormente, sino también sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual. Porque el hecho de no hablar de ello no los protege, sino todo lo contrario.
Los niños ya nacen con una tablet o un móvil bajo el brazo y lo siguiente es encontrarse con contenido poco adecuado para sus edades.
Información que está a la orden del día y de la que tendrían que tener fuentes más fiables y, sobre todo, reales.
Como bien hemos dicho, el silencio no los salvará de tener relaciones sexuales a una edad que nos puede espantar como padres. No obstante, hay cosas que se escapan de nuestro control.
El sexo forma parte de nuestras vidas y es verdad que a determinadas edades el interés por lo desconocido se incrementa, así como las ansias de probar.
Nuestra función es tenderles la mano a esos hijos que enrojecerán cuando hablemos de sexo con ellos, pero es lo que tenemos que hacer.
Ante cualquier problema o duda, sabrán que pueden contar con nosotros. Aunque no lo parezca ahora mismo, acudirán a ti.
Habla de sexo con ellos sin tabús, sin vergüenza y llamando a las cosas por su nombre.
