El próximo inicio de vuelos regulares entre Brasilia y Punta Cana por medio de LATAM constituirá, sin lugar a dudas, un avance importante logro para el turismo dominicano.
Brasil se puede llegar a convertirse en un nada despreciable mercado emisor de visitantes, considerando que los años de auge económico han robustecido su clase media, permitiendo que decenas de millones de brasileños ya tienen la posibilidad de permitirse vacaciones fuera de su territorio.
El gigante del sur aportaría a la industria turística dominicana ese ingrediente de diversificación, reduciendo la dependencia de los mercados estadounidense y europeo, los cuales tienden a ser afectados por las crisis económicas internacionales de forma concomitante.
Brasil vendría a ser esa otra canasta en la que se colocarían parte de los huevos del turismo, en caso de que los caprichos del ciclo económico afectasen a los tradicionales países del norte, en los que República Dominicana ha centrado sus estrategias de promoción.
Es cierto que Brasil, en su condición de país tropical, cuenta con un producto turístico similar al nuestro. Pero eso no debe desalentar las apuestas por el vecino del sur, el cual puede dar sorpresas inexploradas.
Sería sensato promocionar más a República Dominicana entre los brasileños para que a la hora de dilucidar sus opciones de viaje, nuestro destino sea el primero al que acuda su memoria. Porque si se trata de sol y playa, ¿por cuál otro lugar de América Latina se decidirían?
