Por Homero Luciano
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago”. (Romanos 7:19)
James Fallon, profesor de neurología de la Universidad de California Irving (UCI), mientras estudiaba las tomografías cerebrales de asesinos psicopáticos; y también los tomogramas de miembros de su propia familia (el de él incluido), descubrió que su cerebro compartía muchos rasgos de personalidad con graves desórdenes psiquiátricos.
Este sorprendente descubrimiento, motivaron a Fallon a escribir el libro “El mal está dentro de mí” (The Psychopath Inside), convirtiéndose en un éxito editorial, en el que narra la fascinante historia de que su cerebro era igual al de un psicópata, y que además, él era descendiente de una familia con una larga línea de asesinos.
Implicaba esto que Fallon estaba ineludiblemente marcado para el crimen? Entendemos que no. Los seres humanos somos individuos racionales, no actuamos por instinto. Somos seres pensantes, ya que poseemos conciencia de nosotros mismos y de nuestros actos.
Cesar Lombroso, criminólogo y médico, precursor de la criminología moderna, sustentó la “teoría del criminal nato”, en la que planteaba que se podía nacer predispuesto para ser un criminal por causas biológicas. Sin embargo esta teoría siempre ha sido objeto de grandes controversias. Enrico Ferri discípulo de Lombroso se inclinaba en sostener que los factores sociales y económicos insidian en el comportamiento criminal.
Algunos tratadistas sostienen, que poseer rasgo que marquen un tipo de desórdenes de la personalidad, no es una sentencia que literalmente se cumple. Es más bien un potencial alto para estas cosas. “Nuestros genes cargan el arma y hacen que alguien sea vulnerable para convertirse en un psicópata». Afirma Fallon muy categóricamente.
Independientemente de lo que se sostenga respecto de que el mal es inherente al ser humano, está en cada individuo el decidir cómo va a vivir. Cada uno es dueño de su vida y su realidad, y es ese poder de elección, una característica que nos hace diferente. Es esa libertad, esa autonomía, la que nos brindó el creador al dotarnos con el don del libre albedrío.
En estos últimos días, la prensa nacional ha reseñado una serie de actos criminales que a todos nos han sacudido. Los seres humanos somos capaces de controlar y construir nuestro propio destino.
Ante los riesgos que a todos nos amenaza, existen las normas que garantizan una sana y pacífica convivencia, que urgen sean aplicadas con todo su rigor a todo transgresor, no importa de quien se trate. Al margen de cualquier teoría !Hagamos el bien! que es el camino que garantiza la paz.
