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Réquiem por la UASD y el Seguro Social

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Las instituciones surgen y se desarrollan casi siempre como partos de las convulsiones sociales.
 
La hoy Universidad Autónoma tiene sus orígenes remotos en las prédicas libertarias de los dominicos. Al correr del tiempo en los principios de Córdova, Argentina que a principios del siglo XX, revolucionaron la visión de la Universidad.
 
La hoy UASD se nutrió del movimiento renovador inspirada en la guerra patria de abril.
 
El IDSS tiene orígenes remotos en las luchas de Mauricio Báez conduciendo huelgas en el este cañero, reclamando lo que hoy es la seguridad social.
 
Ya, semidestruido por décadas de saqueo y travesuras administrativas, la ley 87 / 01 , –de 2001 ya caduca–, intento rescatarlo, pero la medicina fue peor que la enfermedad.
 
Ambas instituciones, con visos de autonomía, han venido degenerando, involucionando, hasta que están, ambas, en cuidados intensivos.
 
Ambas gobernadas por sendos consejos directivos tripartitos: IDSS: gobierno, empresarios y sindicatos.
 
La UASD : sindicato (Faprouasd, Asodemu, autoridades y delegados de los estudiantes.
Ambas: objeto de escándalos frecuentes y en la semana que discurre sus actores se enfrentan.
 
Por un lado la UASD en donde Asdrúbal Dominguez y Amín Abel lloran frente al Alma Mater, al ver a Ambriorix un pésimo estudiante de medicina (presidente de la FED) con más de 20 años dirigiendo a todos los estudiantes. Un presidente de los profesores (Faprouasd) , con un lujoso salario y con un porte de tractor sin brillo académico y una presidenta de todos los empleados sin discurso, muy alejada de los tiempos del emblemático Fabio Ruiz.
 
Nóminas abultadas; cero investigación y sin incidencia en la sociedad, en un momento en que tres instituciones de la educación superior privada, hace rato que se le fueron muy adelante a la otrora ejemplar UASD.
 
Julio de Peña Valdez lloró también observando a donde ha llegado el lumpen sindicalismo cómplice corporativo del ordeño despiadado al que han sometido al IDSS.
 
¿Y qué decir del empresariado que ha medrado en ese consejo directivo del IDSS con un extraño ropaje defensa de sus intereses?
 
Ambas instituciones agotaron su modelo.
 
Al rector no le queda otro camino que Inmolarse y atreverse a enfrentar con valentía a profesores que firman y no dan clases; a estudiantes que deberían estar en baja académica y a empleados incumplidores protegidos a la sombra de algunos partidos políticos.
 
El IDSS tiene sus días contados.
 
Aun un 20% de su empleomanía no cumple y lo peor, es que grupos de presión se levantan de forma inmoral a defender ese desorden.
 
Vehículos que no aparecen; empleados cobrando fuera del país; sindicalistas protegiendo a una mafia llamados inspectores de aportes o pillos de la calle; horas extras inexistentes; uso abusivo de flotas telefónicas, solo son parte de los desmanes que intenta regular la nueva administración.
 
Ese tipo de UASD si no se sacude seguirá enferma y como barril sin fondo perderá más credibilidad.
 
El IDSS, sin hospitales ni policlínicas, es una entidad que debe desaparecer con la ley 87/01 modificada.
 
Me pregunto:
¿Apoyará el gobierno —con decidida voluntad política–, a un cuerdo psiquiatra que quiere enderezar las cosas a costa de su salud y de su vida?

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