Rusia y Latinoamérica, nuevos derroteros en las relaciones

 
Moscú.- La proyectada reunión en esta capital entre Rusia y la troika ampliada de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), parece más que una confirmación de los nuevos derroteros en las relaciones con el área, distante geográficamente, pero de incuestionables aproximaciones.
 
América Latina es hoy una línea independiente, promisoria, en el curso de la política exterior del país, definido y confirmado por el presidente Vladimir Putin, proclamó enfático recientemente el vicecanciller Serguei Ryabkov.
 
Conocedor profundo del contexto latinoamericano y admirador de la riqueza humana y cultural de la región, el diplomático defendió las razones que justifican la estrategia de acercamiento ya sea bilateral y en los formatos multilaterales como el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Celac.
 
Por auspicio de la Cancillería y de las embajadas latinoamericanas en Moscú, la Duma estatal (cámara baja) consagró esta semana, después de un receso de casi 10 años, una sesión de audiencias parlamentarias a las prioridades en las relaciones con Latinoamérica y el Caribe.
 
La llegada a la presidencia de Vladimir Putin (2000) marca un intervalo cronológico en el retorno hacia la inmensa franja al sur del Río Bravo hasta la Patagonia argentina, con la materialización de visitas de alto nivel, contactos intergubernamentales y la firma de una gama de acuerdos de entendimiento y cooperación.
 
Entre 2000 y 2012 los gobernantes rusos (Putin y Dmitri Medvedev) efectuaron de conjunto seis visitas a la región latinoamericana, y más de 10 el canciller Serguei Lavrov.
 
Pero sin dudas, el clímax se alcanzó en los últimos cuatro años (2008-2012), tras las estancias recíprocas en Moscú de dirigentes latinoamericanos. Basta mencionar que solo en 2009 realizaron viajes oficiales los presidentes de Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador, Chile y Venezuela.
 
La interacción de Rusia en el Grupo Brics (Brasil, India, China y Suráfrica) y el G-20 ha insuflado una dinámica en los nexos con Brasilia, México, Argentina; Chile y Perú, de otro lado.
 
Con cinco naciones de la región, las relaciones emergen al nivel de asociación estratégica: Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador, identificó Ryabkov ante los diputados, empresarios y diplomáticos.
 
Prácticamente, añadió, todos los países de Latinoamérica intervienen como nuestros aliados naturales en la promoción de los principios de la multipolaridad y la supremacía del derecho en los asuntos internacionales.
 
La concepción de la política exterior, ratificada por Putin en febrero de este año, precisa las aspiraciones de la Federación a ampliar los nexos con las agrupaciones regionales de peso, como la Celac y el Mercosur.
 
HACIA UNA COLABORACIûN MÁS ROBUSTA
 
El denominador común de las intervenciones de diputados -de distintas orientaciones políticas-, académicos y empresarios fue el llamado a aprovechar las potencialidades políticas, económicas y humanitarias.
 
Con una dinámica ascendente en el último lustro, el intercambio comercial global aumenta a unos 16 mil millones de dólares anuales, según datos de la Cancillería.
 
No tenemos un desarrollo del comercio tan dinámico con ninguna otra región del mundo, aseveró en el recinto parlamentario el viceministro de Desarrollo Económico Alexéi Lijachov.
 
En la percepción del director del Instituto de América Latina, de la Academia de Ciencias, Vladimir Davydov, ha madurado el imperativo de realizar asuntos más grandes con la región en la arena internacional, en comparación con lo logrado hasta ahora.
 
Para ello, remarcó el académico, existe un clima favorable y alto nivel de entendimiento mutuo.
 
Davydov evocó la época soviética, cuando en los institutos estudiaban millares de estudiantes latinoamericanos, y por doquier y de forma permanente se organizaban exposiciones de pinturas, para llevar la cultura rusa a esos países.
 
Llamó a tomar en cuenta las lecciones del pasado y avanzar en relaciones de nuevo tipo en el orden económico, comercial, cultural y humanitario.
 
En representación de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el embajador de Nicaragua, Luis Alberto Molina, invitó a la Duma rusa a establecer lazos más fuertes con los parlamentos de la región.
 
La idea pasa por organizar encuentros que permitan un mayor acercamiento entre el Parlamento Centroamericano y la Asamblea Federal de Rusia, instó.
 
Es un canal viable para avanzar mucho más de lo que se ha logrado, enfatizó Molina en su propuesta a la comunidad parlamentaria rusa.
 
Consideró un hito sin precedentes para la historia de las relaciones con Centroamérica la visita de Putin a Guatemala, en 2007, y del presidente Alvaro Colom a Rusia, en 2010. Con Nicaragua destacó los contactos entre los altos mandos castrenses, y la visita a Moscú del mandatario Daniel Ortega en 2008.
 
Las embajadas de los estados del SICA estamos listas a trabajar en un afianzamiento de los nexos parlamentarios. Queremos invitar a Rusia a que se haga observador en la entidad, que participe como socio extra regional en el Banco Centroamericano de Integración Económica, exhortó el diplomático nicaragüense.
 
Todos nos complementamos, hay suficientes espacios en Centroamérica y en América Latina para Rusia, aseguró Molina.
 
Con esa visión, la Federación inició sus primeros contactos con el Mercosur, en la década de los años 90 del pasado siglo, dentro del formato de concertación política.
 
Sin embargo, es en 2006 cuando se suscribe un memorando de diálogo y entendimiento de Rusia y el bloque suramericano de integración, que propició intensos intercambios sobre la realidad internacional y regional, destacó, a su vez, el embajador de Uruguay, Aníbal Cabral, al intervenir en las audiencias parlamentarias de la Duma.
 
El mecanismo permitió diálogo, cooperación y coordinación en los distintos foros multilaterales en los cuales participamos, a partir de la coincidencia de enfoques en la visión multipolar del mundo, subrayó.
 
La cancillería rusa, según la fuente diplomática, propuso al Mercosur, en febrero de este año, la negociación de un memorando de cooperación económica y comercial entre los estados miembros del grupo y los integrantes de la Unión Aduanera, y del Espacio Económico Común.
 
Ello, ponderó Cabral, constituye un punto estratégico en las relaciones con Rusia y creemos que será un punto inicial de una mayor profundización de los lazos entre ambas regiones.
 
A su juicio, Rusia responde a un pedido del Mercosur, «y lo hace desde el nuevo espacio económico que ha creado, junto a sus socios Belarús y Kazajstán», observó.
 
Caracterizó la perspectiva de los nexos como una relación entre dos bloques que muestran un enorme dinamismo, unido al flujo comercial y la complementación de nuestras economías, entre un exportador de alimentos (Mercosur) y de recursos energéticos (Rusia).
 
En nombre de la presidencia pro témpore de la agrupación trasladamos el enorme interés en la firma de ese memorando, cuya fecha podrá definirse en la reunión de expertos, que tendrá lugar en Montevideo, en junio, anticipó Cabral.
 
Coinciden los expertos en trazar paralelos entre el creciente papel de Latinoamérica como uno de los centros de influencia en la política mundial y el resurgimiento de Rusia como una de las potencias de peso en el concierto internacional.
 
Rusia, en su orientación de la política exterior puede hallar en los países de América Latina y el Caribe socios seguros, alertó el vicepresidente primero de la Duma, Iván Melnikov.
 
*Corresponsal jefa de Prensa Latina en Rusia.
 

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